Nosotros no somos una academia de idiomas. Primero porque sólo enseñamos español, y segundo porque nos especializamos en lo que nosotros llamamos “expediciones lingüísticas”, en definitiva, inmersión lingüística plena en español. Las razones por la que lo hacemos son dos: primero, porque está probado científicamente que cualquier persona si es expuesta a una lengua suficiente tiempo (aunque ese tiempo en los adultos es más largo) aprende a hablar en la lengua meta y, segundo, porque introducir al estudiante en la cultura de la lengua meta aumenta no sólo el compromiso con el aprendizaje sino que también ahorra malentendidos, hace el proceso de aprendizaje más fácil y rápido, y permite empezar a pensar en otra lengua lo que es clave para dejar de traducir y que las palabras salgan naturalmente.
Cuando uno aprende cualquier materia, uno suele necesitar una motivación intrínseca y una motivación extrínseca. El hecho de conocer otras culturas y países suelen ser una gran motivación intrínseca. La motivación extrínseca suele ser el uso instrumental que se le va a dar a la lengua. Pero la motivación intrínseca es muy importante porque se necesita motivación para progresar con los verbos, los tiempos, el uso de adverbios, etc, Si a eso le añadimos cientos de palabras nuevas, a veces uno siente que quiere rendirse. Cuando puedes situar toda esa información en un contexto cultural, eso ayuda a que uno se compromete a un nivel diferente con la lengua extranjera. Aprender cómo vive y habla la gente nativa introduce un lado humano en el idioma, que te permite seguir enganchado al proceso de aprendizaje. Es el mismo proceso que nos pasa en los institutos de secundaria. Los estudiantes (especialmente la generación Z) desconectan más rápido que antiguamente, porque han estado más expuestos a los dispositivos electrónicos, y necesitan conectar más los contenidos que están aprendiendo con la utilidad que se le va a dar a eso que se aprende. Algo que está cambiando la manera en que se enseña.
Las hemos llamado “language expeditions” porque se parecen mucho a una expedición de montaña, la cuál está omnipresente en Asturias.
Uno forma parte de un grupo, vive y convive con ese grupo. Se expone a la lengua meta constantemente. Es como un compartimento estanco alejado de tu realidad diaria donde uno se acultura.